Silencio

El don del silencio

«Desgraciado en efecto el solitario» (Si 4,10) que no te tiene como único compañero. Cuántos hombres están entre la gente y están solos porque no están contigo. Pueda yo, estando contigo, no estar nunca solo…

Que la tierra de mi alma calle en tu presencia, Señor, a fin de que entienda lo que dice en mí el Señor Dios. En efecto las palabras que tú susurras sólo en un profundo silencio pueden ser escuchadas.

Guigo II 

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