«No desesperar nunca de la misericordia de Dios» es uno de los consejos más importantes de la Regla. El monje no es un supermán distinto a nosotros. El ícono del monje perfecto es el publicano que continuamente repite: «Señor, por ser pecador no soy digno de levantar mis ojos al cielo» (7, 65; cf. Lc 18, 13). El pecado es perdonado, y el perdón está a disposición de quien se arrepiente de verdad. Con el perdón llega la liberación, respecto a la que el que fuera abad de Mont de Cas nos recuerda: «Porque viene de Dios, un día la reconoceremos como la única terapia efectiva para las distorsiones de nuestra psique y la deriva carente de metas de nuestra sociedad».¹
Esther de Waal. Buscando a Dios. Cap IX.
¹ André Louf, St. Benedict: A Man of God for all times: Cistercian Studies 15 (1980) 217-219.

No entendí muy bien, me podrían explicar con palabras más sencillas por favor?
Hola, Natalia. ¿Cuál es la parte que no se entiende?
Que es exactamente desesperar la misericordia de Dios? Que no hay que hacer?