Carta abierta del Arzobispo Atallah Hanna, Arzobispo de Sebastia para los Ortodoxos Griegos en Palestina ocupada, al vicepresidente de EE.UU., J. D. Vance, en ocasión de su visita al Santo Sepulcro:
Jerusalén, 30 de octubre de 2025
Mañana visitará la Iglesia del Santo Sepulcro y verá las puertas abiertas ante Ud., porque la Iglesia del Santo Sepulcro siempre ha mantenido sus puertas abiertas a todos sus visitantes, independientemente de sus creencias religiosas o étnicas o del color de su piel.
El amor que defendemos y proclamamos es el amor proclamado por Aquél que venció a la muerte mediante su Resurrección, en el mismo lugar que visitará mañana.
Me dirijo a Ud. en el lenguaje del amor, la fe y la humanidad, no en el lenguaje de la política y los intereses que oirán de los políticos israelíes con quienes se reúnan. No somos políticos ni lo seremos jamás, pero creemos en los valores de la verdad, la justicia y la solidaridad con los oprimidos. Esperamos que su visita al Santo Sepulcro le permita recibir algo de la luz que emanó de esta tumba vacía para disipar la oscuridad de este mundo.
En este mundo hay gobernantes cuyos intereses les han cegado la vista y la comprensión, y hacen caso omiso de las injusticias que nuestro pueblo palestino ha sufrido y sigue sufriendo. Entre ellos destaca el presidente estadounidense, del cual usted es vicepresidente. Usted se jacta de su cristianismo, pero cualquiera que escuche sus declaraciones y posturas descubre que está lejos de ser cristiano; usted vive en un mundo ajeno a los valores cristianos que constantemente nos impulsan a solidarizarnos con los oprimidos y los que sufren.
El propósito de mi carta no es condenarlo, pues esa no es nuestra responsabilidad; hay un Juez justo en el Cielo ante quien todos compareceremos en algún momento, cuando a cada uno de nosotros se nos preguntará: “¿Qué hiciste por tu hermano?”.
El propósito de esta carta es recordarle, al visitar el lugar más sagrado para los cristianos en el mundo, sus deberes cristianos, morales y humanos: rechazar la injusticia, la tiranía, la ocupación y la opresión.
¿Cómo puede un cristiano ignorar el sufrimiento del pueblo palestino, especialmente lo ocurrido en los últimos dos años en Gaza, donde se ha librado una guerra de genocidio?
Permanecerá usted en Jerusalén durante tres días, y no hemos oído que su programa incluya reuniones con figuras palestinas para que pueda escuchar lo que los palestinos dicen de sí mismos, en lugar de lo que dice de ellos la parte israelí, a quienes ha dedicado toda su visita para reunirse y escuchar lo que le dicen.
Es inconcebible que venga a Jerusalén y Palestina sin escuchar lo que los palestinos dicen sobre su sufrimiento, su dolor, sus preocupaciones y, en particular, lo que los cristianos palestinos tienen que decir, dado que mañana visitarás su bendita y gloriosa iglesia. Pero parece que estará rodeado de personal de seguridad para evitar que escuche nada que pueda molestarlo a Ud. o a la organización que lo recibe.
Numerosos líderes eclesiásticos, sacerdotes y monjes estarán presentes en la Iglesia del Santo Sepulcro, quienes les dirán claramente que Jerusalén anhela la paz, y nuestra Tierra Santa también. Pero la paz que reclamamos es una paz basada en la justicia y el respeto a los derechos humanos.
Lo que quiero decirle es que no tienen autoridad para ignorar la existencia del pueblo palestino. Es triste y doloroso que hayan venido a esta Tierra Santa con un propósito impío: ponerse del lado de la ocupación y sus políticas y prácticas injustas contra el pueblo palestino.
Nos han saturado con discursos sobre la paz, pero no han hecho nada por ella. Al contrario, han ignorado los derechos y principios palestinos. Y cuando los palestinos sufrieron una nueva catástrofe en los últimos dos años en la devastada y afligida Gaza, ustedes los apoyaron y respaldaron, y con sus armas muchos palestinos fueron asesinados, convirtiéndose así en cómplices de este crimen cometido contra nuestro pueblo.
Espero que su entrada en la Iglesia del Santo Sepulcro contribuya a transformar su carácter, guiándolo hacia algo mejor y más justo, especialmente dado que se declara cristiano. Espero que la gracia del Santo Sepulcro y la bendición del Gólgota toquen su vida y su pensamiento para que sea más justo y humano. Oramos por Ud. y por los gobernantes y tiranos de este mundo que han perdido su humanidad, para que la recuperen y encuentren el camino correcto.
Lo que debería oír es lo que absolutamente no oirá durante tu visita de tus amigos israelíes: que Palestina existe, su pueblo existe y su causa es una causa viva que muchos en este mundo, especialmente en Estados Unidos, donde se han producido manifestaciones y marchas que condenan la política del presidente estadounidense.
La política estadounidense no nos ha traído más que destrucción total, no solo en Palestina, sino en todo el mundo. Las sucesivas administraciones estadounidenses han desempeñado un papel destructivo en numerosos lugares del planeta, avivando el fuego para que arda con más fuerza y dejando tras de sí destrucción, ruina y tragedias humanas.
Los cristianos palestinos y todo nuestro pueblo le imploran su presencia al entrar en la Ciudad Vieja de Jerusalén bajo estricta vigilancia israelí, con la esperanza de que usted y su presidente sean más justos e imparciales.
¿Sabía que la Iglesia del Santo Sepulcro que visitará mañana, así como la Mezquita de Al-Aqsa y toda la ciudad de Jerusalén, son lugares a los que los palestinos tienen prohibido el acceso? Ud. cruzó océanos para llegar a Jerusalén, pero un palestino que vive a media hora en coche de Jerusalén no puede llegar a la Ciudad Santa, pues le esperan puestos de control, puertas y muros militares.
¿Sabe que la guerra de genocidio en Gaza ha dejado una destrucción enorme, una catástrofe y una tragedia inimaginables para la mente humana, y todo ello con la aprobación del gobierno estadounidense y sus aliados?
Les insto a cambiar radicalmente sus políticas en nuestra región. La paz que todos anhelamos no puede lograrse apoyando a Israel, sus guerras y sus políticas criminales contra el pueblo palestino. La paz se construye sobre la justicia y el respeto y la protección de los derechos humanos. La paz no puede construirse sobre las ruinas del pueblo palestino ni conspirando contra él y su justa causa.
Cuando su presidente visitó Jerusalén y Sharm el-Sheikh hace unos días, no mencionó Palestina en absoluto, como si no existiera en el mapa. Pero en realidad, sí existe; simplemente no existe en su mente ni en su pensamiento distorsionado, distorsionado por el lobby sionista que controla el gobierno en Estados Unidos.
Nos dicen que Estados Unidos es un oasis de democracia y libertad, pero no es así. Cuando el lobby sionista racista controla el gobierno y dirige las políticas y posturas, significa que Estados Unidos sufre una ocupación encubierta, aunque se proclame un oasis de democracia, libertad y defensa de los derechos humanos.
Su postura hacia el pueblo palestino y su justa causa es lo que nos permite determinar si es cristiano o no. Regrese a su humanidad y a su verdadera fe cristiana, y no ignore las injusticias a las que se ve sometido nuestro pueblo palestino. No ignore el sufrimiento de este pueblo ni su lucha por vivir en libertad, dignidad y paz.
Sí, estamos a favor de la paz y oramos por ella. Mañana escucharán a los padres de la Iglesia del Santo Sepulcro, quienes enfatizarán el concepto de paz; pero nuestra paz no es la paz de la rendición, sino la paz de la libertad, la dignidad y la liberación de la ocupación, y la protección de la libertad y la dignidad del pueblo palestino.
Espero que mi carta le llegue y que aquellos que le rodean, que no quieren que oiga la voz de la verdad y la justicia sino la del engaño, la distorsión y la falsificación de los hechos y las realidades, no la bloqueen.
Oramos por usted, por su presidente y por todos los gobernantes de este mundo, para que trabajen para erradicar la injusticia que sufren nuestros pueblos, que merecen la vida y no la muerte, que merecen la libertad y no merecen seguir viviendo bajo la ocupación y la esclavitud.
Al entrar en la Iglesia del Santo Sepulcro, recuerde que este lugar nos recuerda la victoria de la vida sobre la muerte, la victoria del bien sobre el mal y la victoria del amor sobre el odio y el racismo.
Elevamos nuestras oraciones por nuestro pueblo oprimido en Gaza y por el pueblo palestino que sufre bajo la ocupación. Les recuerdo las palabras de Su Santidad el Papa Francisco cuando visitó Belén y quedó consternado por la presencia de muros y puestos de control militar. Ante los periodistas que lo acompañaron, afirmó: «La paz no necesita muros ni puestos de control militar; necesita puentes de amor, fraternidad y misericordia».
Sean, pues, misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso (Lc. 6,36). Y recuerde que Jerusalén es ciudad santa para las tres religiones monoteístas y no es monopolio del país anfitrión, que la proclama ciudad judía ignorando su importancia para el cristianismo y el islam.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt. 5,9)
Arzobispo Atallah Hanna
Arzobispo de Sebastia del Patriarcado Griego Ortodoxo de Jerusalén
22 de octubre de 2025

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