Monasterio del Cristo Orante

La viña única del monasterio del Cristo Orante

«Habéis convertido mi casa en una cueva de bandidos» (Mc 11,17) 


Como todos saben, la Iglesia Católica cerró definitivamente el Monasterio del Cristro Orante con el Decreto Prot. Nro. 010/21 en febrero de 2021, luego de haberlo hecho provisoriamente el 31 de diciembre de 2018.

Lo curioso del caso es que en dicho lugar existe una viña explotada en forma privada por una empresa llamada Persé Vines, que hace más de 10 años usufructúa los terrenos y por la cual evidentemente los sacerdotes reciben una renta por dicho usufructo.

Hasta allí podría ser algo no tan común pero que ocurre en algunos lugares de la Iglesia en donde los monasterios han quedado vacíos y fueron cerrados, por ejemplo. Lo llamativo es que aquí no ocurrió eso, el monasterio nunca estuvo lleno, no ha crecido en vocaciones en los 30 años que lleva desde su creación y nadie se ha ido. Simplemente los monjes que supuestamente hicieron un voto de pobreza han decidido hacer negocios —seguramente de gran cuantía— con el sello de un monasterio, de un lugar sagrado.

Ahí está el origen de la vida en Dios: la pobreza.

Nuestro Padre es pobre. Quizá sea un rostro de Dios que se nos escapa y nos repugna porque no hemos encontrado de verdad al «Hijo del Hombre, [que] no tiene dónde reclinar la cabeza» (Mt 8, 20)

Cardenal Robert Sarah, Dios o nada

La otra curiosidad del caso es que al mismo tiempo en que todo esto ocurría sin que seguramente los fieles y fanáticos lo supieran —y a lo mejor todavía no lo saben—, los monjes pedían dinero a los fieles para, por ejemplo, pagar las facturas de luz en 2017.

Lamentablemente, la historia no termina aquí. Es de público conocimiento que los monjes fueron apresados en diciembre de 2018 a raíz de una causa por abuso sexual a un ex aspirante a monje, el único sacerdote que quedaba fue trasladado y los aspirantes volvieron a sus hogares. El Monasterio se cerró, pero el negocio continuó…

Como ha ocurrido con otras medidas y sanciones que la Iglesia ha tomado respecto al caso, a los monjes tampoco les importó el cierre del Monasterio. Tal es así que en septiembre de 2018 (cuando ya sabían de las denuncias) iniciaron el trámite para registrar la marca “Viña única del Monasterio del Cristo Orante”, la cual fue concedida el 16/10/2020 por el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial Argentina (INPI) —cuando el monasterio ya estaba cerrado definitivamente por la Iglesia—. Hasta aquí podría haber sido un proyecto frustrado, pero no… El vino más caro que comercializa la empresa dice en su etiqueta “Viña única del Monasterio del Cristo Orante” y casi todo el resto dice “Viña unica del Monasterio” (menos mal que sacaron a esos “Cristo Orante”, ¿no?). Los vinos son comercializados actualmente aún en 2025 de esta forma. ¿El cierre definitivo del monasterio? Bien, gracias.

«Te recomiendo la obediencia sin razonamientos a quien ocupa el lugar de Dios. El alma obediente –dice el Espíritu Santo– cantará victoria ante Dios» (San Pío de Pietrelcina, Sin fecha, a Maria Gargani, Ep. III, 388)

Indudablemente a quienes explotan la viña ni a los sacerdotes suspendidos les importa en lo más mínimo las decisiones de la Iglesia, y no sólo eso, sino que las desafían impunemente haciendo negocios con lo sagrado. Las penas canónicas no han surtido efecto. Más allá de que quieran desligarse de la responsabilidad —como ya nos tienen acostumbrados— los hechos demuestran que son plenamente conscientes, tanto ellos como los dueños de la empresa Persé Vines. ¿Cómo lo sabemos?

Como consta en el INPI, la marca “Viña única del Monasterio del Cristo Orante” pertenece en un 100% a la Fraternidad Monástica del Cristo Orante desde el 16/10/2020 por 10 años. Pero casualmente el pasado 28 de febrero de 2025 iniciaron el trámite para vender la marca a la empresa Persé Vines. Esto demuestra que no desconocen en absoluto el tema y que a lo mejor quieren desligarse de la marca para también desligarse de las responsabilidades de usufructuar con el nombre de un monasterio cerrado definitivamente por la Iglesia desde diciembre de 2018. Pero desde entonces y hasta la fecha continúan lucrando con ese nombre, como si nunca hubiera pasado nada allí.

Como si esto no fuera suficiente, también son dueños de la marca “Uni del Bonnesant” en un 50% desde el 2016, que corresponde al vino más caro que vende actualmente la empresa Persé por la módica suma de $700.000 la botella. A lo mejor la empresa Persé no daba suficientes ganancias en 2017 para que los pobres monjes pagaran la luz… Y en ese caso, siguen siendo los dueños… el vino cuya etiqueta dice “Viña única del Monasterio del Cristo Orante”. Por un lado se desligan de la marca que alude directamente al monasterio, pero mantienen el 50% de la otra.

Respecto a los dueños de Persé, David Bonomi, Edy del Popolo y Santiago del Popolo, está claro que ellos también son responsables de este incumplimiento y que están usufructuando un lugar que fue cerrado definitivamente de manera impune, dándose el lujo de poner nombres sagrados al lugar, hablando del Monasterio del Cristo Orante en 2023 como si aún existiera como tal, incluyéndolo en su mapa del viñedo y hasta una sección especial en su página web. Realmente una burla para todos los católicos y la Iglesia.


El Señor entró en el Templo y se puso a echar fuera a todos los que compraban y vendían, diciendo: «Mi casa se llama casa de oración. Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos». ¿Cuál es ese templo convertido en cueva de bandidos? Es el alma y el cuerpo del hombre, que son más realmente el templo de Dios que todos los templos edificados (1Co 3,1; 6,19). 

Cuando Nuestro Señor quiere llegarse a este último templo, lo encuentra cambiado en un escondite de bandidos y en un bazar de comerciantes. ¿Qué es un comerciante? Son los que dan lo que tienen –a su libre arbitrio- a cambio de lo que no tienen –las cosas de este mundo. ¡El mundo entero está lleno de esa clase de comerciantes! Los encontramos entre los presbíteros y los laicos, entre los religiosos, los monjes y las monjas… Tanta gente llena de su propia voluntad…; tanta gente que buscan en todo su propio interés. Si, por el contrario, tan sólo quisieran comerciar con Dios dándole su propia voluntad, ¡qué comercio tan dichoso no harían! 

Juan Taulero

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