Dios está en todas partes,
sumamente vasto,
y en todas partes cerca de nosotros,
según su propio testimonio:
Soy –dice– un Dios cercano,
y no un Dios alejado.
El Dios que buscamos
no mora lejos de nosotros.
Está en nuestro interior.
San Columbano

Reblogueó esto en Laus Deo.