Es diferente ser humilde a ser cobarde y no un luchador. Una cosa es ser humilde y otra es ser un coleccionista de bofetadas.
Cuando estás retrocediendo una y otra vez y te das cuenta de que el otro se está aprovechando de eso y quiere desautorizarte, entonces te levantarás y te defenderás, eso no significa que no seas humilde. Debemos tener cuidado con esto, no debemos dejar que nuestro accionar sea una causa para que el otro peque.
Hay ocasiones en las que debemos retroceder, porque somos humildes y por el amor del otro, y hay otras ocasiones en las que debemos ponernos de pie y confrontar al otro y aún somos humildes.
Jesucristo mismo nos da el ejemplo, ya que no nos enseñó solo con palabras, sino con su vida también. Cuando lo arrestaron y golpearon sin piedad y sangraba por todas partes, mientras estaba ante el sumo sacerdote, un soldado se le acercó y le dio una bofetada. Las palabras de Cristo fueron: «si uno te da una bofetada en [tu] mejilla derecha, ofrécele también la otra» (Mt 5, 39). En el momento en que el soldado lo golpeó en la mejilla, ¿le ofreció Cristo la otra? No lo hizo, pero volteó su rostro hacia el soldado y le dijo: «Si he hablado mal, demuéstrame la maldad; pero si he hablado bien, ¿por qué me golpeas?» (Jn 18, 23).
¿Cuál es el punto sobre esto? Exactamente esto. ¿Era posible que no aceptara una bofetada cuando aceptó la cruz? ¿La bofetada lo lastimó cuando aceptó los clavos y la lanza y la muerte de martirio que aceptó? Quería mostrarnos exactamente que la cobardía difiere de la humildad. Debemos tener esto en cuenta.
Vamos a ser humildes y vamos a luchar al mismo tiempo.
Father Nikon, Devil in mind
https://youtu.be/RQDkAxk2KMk
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Es diferente ser humilde a ser cobarde y no un luchador. Una cosa es ser humilde y otra es ser un coleccionista de bofetadas.
Cuando estás retrocediendo una y otra vez y te das cuenta de que el otro se está aprovechando de eso y quiere desautorizarte, entonces te levantarás y te defenderás, eso no significa que no seas humilde. Debemos tener cuidado con esto, no debemos dejar que nuestro accionar sea una causa para que el otro peque.
Hay ocasiones en las que debemos retroceder, porque somos humildes y por el amor del otro, y hay otras ocasiones en las que debemos ponernos de pie y confrontar al otro y aún somos humildes.
Jesucristo mismo nos da el ejemplo, ya que no nos enseñó solo con palabras, sino con su vida también. Cuando lo arrestaron y golpearon sin piedad y sangraba por todas partes, mientras estaba ante el sumo sacerdote, un soldado se le acercó y le dio una bofetada. Las palabras de Cristo fueron: «si uno te da una bofetada en [tu] mejilla derecha, ofrécele también la otra» (Mt 5, 39). En el momento en que el soldado lo golpeó en la mejilla, ¿le ofreció Cristo la otra? No lo hizo, pero volteó su rostro hacia el soldado y le dijo: «Si he hablado mal, demuéstrame la maldad; pero si he hablado bien, ¿por qué me golpeas?» (Jn 18, 23).
¿Cuál es el punto sobre esto? Exactamente esto. ¿Era posible que no aceptara una bofetada cuando aceptó la cruz? ¿La bofetada lo lastimó cuando aceptó los clavos y la lanza y la muerte de martirio que aceptó? Quería mostrarnos exactamente que la cobardía difiere de la humildad. Debemos tener esto en cuenta.
Vamos a ser humildes y vamos a luchar al mismo tiempo.
Father Nikon, Devil in mind
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