«¿Qué salieron a contemplar en el desierto?» (Lc 7, 24)
La perspectiva de tener que atravesar este desierto le horroriza tanto a la mayoría de las personas que se niegan a entrar en sus ardientes arenas y a caminar entre sus rocas. No pueden creer que tienen que encontrar la contemplación y la santidad en una desolación donde no hay alimento, refugio ni refrigerio para su imaginación, su intelecto y los deseos de su naturaleza.
Convencidas de que la perfección se mide por las brillantes intuiciones de Dios y las fervientes resoluciones de una voluntad inflamada de amor, persuadidas de que la santidad es cuestión de fervor sensible y resultados tangibles, no quieren saber nada de una contemplación que no complace a su razón ni llena sus mentes y voluntades de consuelos y gozos sensibles. Quieren saber adonde van y ver qué están haciendo. […]
Hay en la vida de una persona momentos en que [las oraciones vocales, los sermones, las mortificaciones, los libros, las meditaciones y las devociones] pueden convertirse en una huida, un calmante, un refugio contra la responsabilidad de sufrir en las tinieblas, la oscuridad y la impotencia, y permitir que Dios nos despoje de nuestro falso yo y haga de nosotros los hombres nuevos que realmente estamos destinados a ser.
Thomas Merton
Nuevas semillas de contemplación
0 comments on “Atravesar el desierto”