Permanece asiduamente en tu santuario interior. No te des a nada con exceso, conténtate con el simple uso de las cosas presentes de las que tienes que ocuparte por necesidad, sin apegar a ellas tu corazón.
Remite a Dios constantemente todo acontecimiento, triste o alegre, permanece sin multiplicidad, a fin de que Dios también te esté siempre presente. No vagabundees de acá para allá.
Vuelve sin cesar a la soledad, a la conversación interior. Aquél a quien tú buscas sea tu pensamiento continuo, y sea lo que te toque sufrir, continúa tu camino. Vuelve así siempre al interior donde está presente la Verdad misma. Nunca llegarás a ello en la agitación sin consistencia de las palabras.
Guarda entonces el silencio, permanece en la paz, soporta todo, ten confianza en Dios, haz lo que buenamente puedas, y pronto recibirás una maravillosa luz para conocer los caminos tan perfectos de la vida interior.
Lanspergio
Speculum christianae perfectionis, cap. 30, en Opera Omnia, IV, 300
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Permanece asiduamente en tu santuario interior. No te des a nada con exceso, conténtate con el simple uso de las cosas presentes de las que tienes que ocuparte por necesidad, sin apegar a ellas tu corazón.
Remite a Dios constantemente todo acontecimiento, triste o alegre, permanece sin multiplicidad, a fin de que Dios también te esté siempre presente. No vagabundees de acá para allá.
Vuelve sin cesar a la soledad, a la conversación interior. Aquél a quien tú buscas sea tu pensamiento continuo, y sea lo que te toque sufrir, continúa tu camino. Vuelve así siempre al interior donde está presente la Verdad misma. Nunca llegarás a ello en la agitación sin consistencia de las palabras.
Guarda entonces el silencio, permanece en la paz, soporta todo, ten confianza en Dios, haz lo que buenamente puedas, y pronto recibirás una maravillosa luz para conocer los caminos tan perfectos de la vida interior.
Lanspergio
Speculum christianae perfectionis, cap. 30, en Opera Omnia, IV, 300
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