«Hay que orar siempre, sin desanimarse» (Lc 18,1)
Se me ha puesto esta cuestión: Hay mucha gente que se querría retirar completamente del mundo para vivir en la soledad y encontrar la paz, o bien, permanecer en la iglesia. ¿Es esto lo mejor que se puede hacer? Yo respondo: ¡No! Y digo por qué.
La persona de un comportamiento recto se encuentra bien en todas partes y con todo el mundo. Pero aquella que le falta esta rectitud se encuentra mal en todas partes y con todo el mundo. El que posee a Dios no tiene más deseo que Dios sólo y todo lo demás se convierte para él en Dios sólo. Esta persona lleva a Dios consigo a todas partes y toda su actividad reviste un carácter divino…
Es cierto que para ello hace falta el esfuerzo y el amor, una vigilancia atenta de su conciencia, una inteligencia vigilante, verdadera y efectiva que orienta toda nuestra actitud espiritual hacia las personas y las cosas. No se puede adquirir esta inteligencia con una actitud evasiva, huyendo ante las cosas para refugiarse lejos del mundo exterior, a la soledad. Antes bien, hace falta aprender una soledad interior que nos acompaña por doquier, estemos donde estemos y con quien estemos. Hay que aprender a penetrar en el misterio de las cosas para encontrar en ellas a Dios… Así nos impregnamos de la presencia de Dios, seremos remodelados según la forma del Dios de amor y unidos a él siendo uno con él, para que la presencia de Dios nos ilumine sin el menor esfuerzo.
Maestro Eckhart
Conversaciones espirituales
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