Todas las buenas obras juntas no equivalen al sacrificio de la Misa, porque son obras de los hombres, mientras la Santa Misa es obra de Dios.
Te amo, oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
y prefiero morir amándote que vivir un instante sin amarte.
Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es la de amarte eternamente.
Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir cada instante que te amo,
quiero que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Te amo, oh mi Dios Salvador,
porque has sido crucificado por mí,
y me tienes aquí crucificado contigo.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote
y sabiendo que te amo.
Un buen pastor, un pastor según el corazón de Dios, es el más grande tesoro que el buen Dios pueda conceder a una parroquia y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina. El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús.
El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo.
San Juan María Vianney
0 comments on “San Juan María Vianney”