Aceptemos todo por amor al Verbo, imitemos a través de nuestros sufrimientos la Pasión, honremos con nuestra sangre a la Sangre; llevemos decididamente la cruz.
Si eres Simón Cireneo, toma la cruz y sigue al Maestro. Si, como el ladrón, estás en la cruz, con honradez reconoce a Dios: si él por ti, por tus pecados, ha sido contado entre los malhechores, tú, por él, hazte justo. Adora al que por tu culpa ha sido colgado de un madero. Y si tú estás crucificado, saca alguna ventaja de tu maldad. Compra la salvación con la muerte, entra en el paraíso con Jesús, para comprender desde qué altura habías caído. Si eres José de Arimatea, pide el cuerpo a quien lo crucificó. Haz tuyo el cuerpo que ha expiado los pecados del mundo. Si eres Nicodemo, el adorador nocturno de Dios, úngelo con los ungüentos para la sepultura. Si eres María, o la otra María, o Salomé, o Juana, llora con las primeras luces del día. Trata de ver la tumba abierta y, quizás, a los ángeles o incluso al mismo Jesús. Di algo, quédate a escuchar. Se te dirá: “No me toques“, no te acerques […].
Imita a Pedro o Juan, corre al sepulcro, juntos y a porfía en una noble emulación. Si llegas el primero, vence en amor, no te quedes mirando fuera, ¡entra!
Gregorio Nacianceno
Oratio XLV in Pascha, 23-25
0 comments on “Aceptemos todo por amor al Verbo”