Alma cristiana, piensa en tu redención y liberación. Saborea la bondad de tu Redentor; incéndiate en el amor de tu Salvador. ¿Dónde está la fuerza de Cristo? «Sus manos destellan su poder, allí está oculta su fuerza» (cf. Hab 3,4). Ahora bien, el poder está en sus manos porque han sido clavadas en los brazos de la cruz. Pero ¿dónde está la fuerza en tal debilidad, dónde la grandeza en tal humillación, dónde el respeto en tal abyección? Hay ciertamente algo desconocido, «oculto», en esta debilidad, en esta humillación, en esta abyección. ¡Oh fuerza oculta! Un hombre suspendido en la cruz suspende la muerte eterna a todo el género humano; un hombre clavado al madero desenclava al mundo, condenado a muerte perenne […].
Fue él quien comprendió lo que agradaba al Padre y podía favorecer a los hombres, y libremente lo hizo. Así el Hijo manifestó al Padre una obediencia libre, cuando quiso realizar espontáneamente lo que sabía que agradaría a su Padre. Con este precio, no solamente el hombre queda exonerado de sus faltas la primera vez, sino que también es acogido por Dios cada vez que vuelve a él arrepentido. Nuestra deuda ha sido pagada por la cruz; por la cruz, nuestro Señor Jesucristo nos ha rescatado. Los que quieren recurrir a esta gracia con auténtico amor se salvan.
San Anselmo de Canterbury
Oraciones y meditaciones; Meditación sobre la redención del hombre
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