«El que persevera al lado de Dios, disfruta de todo lo que Dios tiene: todo lo de Dios es también suyo» (Hans Urs von Balthasar, Luz de la Palabra).
«Oh Dios, alejarse de ti es caer, volver a ti es resurgir, permanecer en ti es construirse sólidamente; oh Dios, salir de ti es morir, encaminarse a ti es revivir, habitar en ti es vivir […]. Recíbeme a mí, tu siervo, que huyo de las cosas engañosas que me acogieron mientras huía de ti. Siento que debo volver a ti; llamo para que se abra tu puerta; enséñame cómo se puede llegar hasta ti. No tengo nada más que tu buena voluntad. Sólo sé que se deben despreciar las cosas caducas y pasajeras y que se deben buscar las cosas eternas.
Es todo cuanto sé, oh Padre, porque sólo esto he aprendido, pero ignoro de dónde hay que partir para llegar a ti. Sugiéremelo tú, muéstrame el camino y dame lo necesario para el viaje. Si con la fe te encuentran los que vuelven a ti, dame la fe; si con la virtud, concédeme la virtud; si con el saber, dame el saber. Auméntame la fe, auméntame la esperanza, auméntame la caridad, oh bondad admirable y singular»
San Agustín
Soliloquios, I, 2-4
Icono: Prodigal Son by Michael Kapeluck
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