De todos los himnos y oraciones de la Cuaresma, una corta oración puede ser calificada como la oración de Cuaresma. La tradición la atribuye a uno de los grandes maestros de la vida espiritual: San Efrén el Sirio. Aquí está su texto:
Señor y Soberano de mi vida.
Líbrame del espíritu de indolencia,
desaliento, vanagloria y palabra inútil.
Y concédeme a mí, tu siervo pecador
el espíritu de castidad, humildad, paciencia y amor.
Si, Rey mío y Dios mío,
concédeme de conocer mis faltas
y no juzgar a mis hermanos
porque eres bendito por siempre. Amén.
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