Señor Jesús, tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados. Te ruego que cures los traumas que turban mi corazón.
Te ruego, en particular, que cures los que son causa de pecado. Te pido que entres en mi vida, que me cures todos los traumas psíquicos que me afectaron en tierna edad y de las heridas que me los han provocado a lo largo de la vida. Señor Jesús, tú conoces mis problemas; los pongo en tu corazón de buen Pastor. Te ruego, en virtud de esa gran llaga abierta en tu corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de lo que he me ha sucedido me produzca dolor, angustia o preocupación.
Cura, Señor, todas las heridas que, en mi vida, han sido causa de raíces de pecado. Quiero perdonar a todas las personas que me han ofendido; mira esas heridas interiores que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos, cura mi corazón. Cura, Señor, esas heridas íntimas que me han causado enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón: acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu divino corazón. Ayúdame a ser manso y humilde.
Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas. Haz que pueda recuperar la paz y la alegría, con la certeza de que tú eres la resurrección y la vida.
Hazme testigo auténtico de tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y sobre la muerte, de tu presencia viviente en medio de nosotros.
Amén.
Del libro del P. Amorth: «100 oraciones contra el Diablo y el mal»
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Señor Jesús, tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados. Te ruego que cures los traumas que turban mi corazón.
Te ruego, en particular, que cures los que son causa de pecado. Te pido que entres en mi vida, que me cures todos los traumas psíquicos que me afectaron en tierna edad y de las heridas que me los han provocado a lo largo de la vida. Señor Jesús, tú conoces mis problemas; los pongo en tu corazón de buen Pastor. Te ruego, en virtud de esa gran llaga abierta en tu corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de lo que he me ha sucedido me produzca dolor, angustia o preocupación.
Cura, Señor, todas las heridas que, en mi vida, han sido causa de raíces de pecado. Quiero perdonar a todas las personas que me han ofendido; mira esas heridas interiores que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos, cura mi corazón. Cura, Señor, esas heridas íntimas que me han causado enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón: acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu divino corazón. Ayúdame a ser manso y humilde.
Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas. Haz que pueda recuperar la paz y la alegría, con la certeza de que tú eres la resurrección y la vida.
Hazme testigo auténtico de tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y sobre la muerte, de tu presencia viviente en medio de nosotros.
Amén.
Del libro del P. Amorth: «100 oraciones contra el Diablo y el mal»
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