«Aquellos que son asiduos a la oración deberían, de una manera especial, apreciar la devoción a San José. No sé cómo alguien puede reflexionar sobre los sufrimientos, las pruebas y las tribulaciones que la Reina de los Ángeles padeció mientras cuidaba a Jesús en su infancia, sin valorar, al mismo tiempo, los servicios que San José le brindó al Divino Niño y a su Bendita Madre» (Santa Teresa de Ávila)
Jesús, María y José aman a las familias. Sus tres corazones están muy preocupados al ver que las familias de hoy se desmoronan.
El hombre moderno se ha distanciado de Dios intentando redefinir el significado de la familia. Como resultado, las tasas de divorcio han ido en constante aumento; la mayoría de las parejas casadas utilizan anticonceptivos; el aborto es legal, y es socialmente aceptable que los niños crezcan con dos papás o dos mamás. La familia está al borde de un gran precipicio.
«En nuestros días, ciertos programas sostenidos por medios muy potentes parecen orientarse por desgracia a la disgregación de las familias. A veces parece incluso que, con todos los medios, se intenta presentar como «regulares» y atractivas —con apariencias exteriores seductoras— situaciones que en realidad son «irregulares». En efecto, tales situaciones contradicen la «verdad y el amor» que deben inspirar la recíproca relación entre hombre y mujer y, por tanto, son causa de tensiones y divisiones en las familias, con graves consecuencias, especialmente sobre los hijos. Se oscurece la conciencia moral, se deforma lo que es verdadero, bueno y bello, y la libertad es suplantada por una verdadera y propia esclavitud» (San Juan Pablo II)
San Juan Pablo II tiene toda la razón. Dios estableció a la familia para ser una escuela de amor, algo hermoso, placentero y dador de vida, y el demonio y sus agentes quieren destruirlo. ¿Cómo vamos algún día a poder revertir esta situación? ¿Cómo podemos regresar al orden? La única manera de lograrlo es presentando a la Sagrada Familia como modelo y sello de las familias. Cuando en la sociedad se encumbre y celebre a la Sagrada Familia, volveremos a conocer la santidad de la maternidad, el heroísmo de la paternidad y la bendición de los hijos.
SAN JOSÉ QUIERE SER EL PILAR DE TU FAMILIA
Un pilar es un cimiento. Para que tu hogar esté firmemente asentado y sea inamovible, tu familia necesita a San José para que le enseñe la importancia de la oración, del respeto mutuo, la pureza, la honestidad, el perdón, el amor; y lo más importante, a poner a Dios por sobre todas las cosas.
¡SAN JOSÉ AMA A LA FAMILIA!
San José, el pilar de la familia, nos enseña la importancia de la maternidad, de la paternidad y de los hijos. Él es el santo de la niñez y los años ocultos de Jesús. Él enseña al hombre moderno que la única y verdadera definición de familia es aquella que consiste de una madre, un padre y los hijos. La noción de la “familia moderna” es un engaño del demonio. La redefinición del matrimonio y de la familia causa la ruptura de la sociedad, de la cultura, de la moral y de los verdaderos valores familiares.
En la persona de San José los hombres pueden aprender lo que significa ser un esposo y padre. Deben sacrificarse por la mujer, los hijos y por el bien común. Para los hombres es un honor sacrificarse por los demás. La masculinidad y la paternidad se perfeccionan a través del amor, el sacrificio y la fidelidad a aquellos que han sido encomendados a su cuidado. El ejercicio de dicha masculinidad hace que los esposos y padres se conviertan en pilares de la civilización y se santifiquen. Un mundo lleno de hombres como San José renovará el orden social y la moral.
«Vi a Jesús ayudando a sus padres en todas las formas posibles, y también en las calles, y donde se presentaba una oportunidad servía con alegría y gran disposición ayudando a todos. Le ayudaba a su padre adoptivo en su oficio y se dedicaba a la oración y la contemplación. Era un modelo para todos los niños de Nazaret» (Beata Ana Catalina Emmerich)
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