Oraciones

Oración Del Hieromonje Partenio De Kiev

Señor Jesucristo, Hijo de Dios, no permitas que me gobiernen la agitación, el amor propio, el sentimentalismo, la dejadez y la ira, y me roben del amor tuyo… ¡Oh, Señor!, Creador mío, toda mi esperanza. No me dejes sin lugar en la bienaventurada eternidad: ayúdame a seguir tu ejemplo y a ser obediente a las autoridades puestas sobre mí; concédeme esa pureza de espíritu y esa simpleza de corazón que nos hacen dignos de tu amor.

A Ti, ¡oh, Dios mío!, elevo mi alma y mi corazón: no permitas perecer a tu criatura; sino líbrame del único y grandísimo mal: el pecado. Asísteme, Señor, para que calmo sobrelleve las inquietudes y aflicciones del alma, de la misma forma que recibo con alegría las satisfacciones del corazón. Si Tú lo deseas, Señor, puedes purificarme y bendecirme. He aquí, me entrego plenamente a tu bondad, pidiendo extermines en mí todo lo que te sea contrario y unirme a la multitud de tus elegidos.

¡Señor! Quita de mí el espíritu ocioso, destructor del tiempo; la agitación de los pensamientos, que perturban tu presencia y distraen mi atención en la oración; si yo rezando me aparto de Ti con mis pensamientos, ayúdame para que la distracción no sea voluntaria, y al desviar mi mente no aparte mi corazón de Ti.

Te confieso a Ti Señor Dios mío, todos los pecados antes y ahora cometidos ante Ti, a causa de mis transgresiones: perdónamelos por Tu santo Nombre y salva mi alma, la que redimiste con tu preciosísima Sangre. Me encomiendo a tu misericordia, me entrego a tu voluntad, haz conmigo de acuerdo con tu bondad y no de acuerdo con mi maldad e iniquidad. Enséñame, ¡oh, Señor!, a ordenar mi vida de tal forma que contribuya a la glorificación de tu santo nombre.

Ten piedad, Señor, de todos los cristianos; oye el deseo de todos los que te imploran y líbralos de todo mal, salva a tus siervos (nombres) y envíales alegría, consuelo en sus penas y tu santa misericordia. Señor, te ruego especialmente por aquellos que de alguna manera me han ofendido o entristecido o hecho cualquier mal; no los castigues a causa de mí, pecador, sino derrama sobre ellos tu bondad.

Señor, ruego a Ti por todos aquellos que yo pecador afligí, ofendí o tenté con palabras, hechos, pensamientos, a sabiendas o inconscientemente. ¡Señor Dios! Perdona las ofensas mutuas; desarraiga, Señor, de nuestros corazones cualquier indignación, desconfianza, ira, rencor, discordias y todo aquello que pueda obstaculizar el amor y disminuir el amor fraterno.

¡Ten piedad, Señor, de aquellos que me encomendaron a mí, pecador indigno, orar por ellos! Ten piedad, Señor, de aquellos que piden tu ayuda. ¡Señor! haz de este día, un día de tu misericordia, concede a cada cual conforme con su petición; sé pastor de los descarriados, guía y luz de los ignorantes, instructor de los ingenuos, padre de los huérfanos, ayuda de los oprimidos, médico de los enfermos, consolador de los moribundos, y guíanos a todos al final deseado: a Ti, nuestro Refugio y bienaventurado Reposo. Amén.

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