Si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo lo será, dice el Salvador. Simplificad vuestros juicios; no hagáis tantas reflexiones ni réplicas, sino caminad sencillamente y con confianza. Para vos no hay sino Dios y vos en este mundo; con el resto no tenéis nada que ver, sino en la medida en que Dios os lo exija y como Él os lo exija. Os lo ruego: no andéis mirando tanto para acá y para allá; tened vuestra vista recogida en Dios y en vos. Nunca veréis a Dios sin bondad y sin misericordia, ni os veréis a vos misma sin miseria. Su bondad la veréis siempre propicia a vuestra miseria y vuestra miseria, objeto de su bondad y misericordia. Por tanto, no os fijéis sino en eso, me refiero a mirarlo con detenimiento y expresamente; y todo lo demás vedlo como de paso.
Por tanto, no escudriñéis lo que hacen los demás ni lo que les sucede; miradlos sencillamente, con dulzura y afecto. No exijáis de ellos más perfección que la que tenéis vos, ni os asombréis de sus imperfecciones tan variadas, que por ser raras y extrañas no son mayores. Haced como la abeja, que liba la miel de todas las flores y hierbas.
Os mando, en segundo lugar que hagáis como los niños: mientras notan que su madre los sostiene por el brazo, se sienten valientes y corren sin asombrarse de los tropezones que la debilidad de sus piernas les ocasiona. Pues lo mismo hagáis cuando notéis que Dios os sostiene por la buena voluntad y resoluciones que os ha dado para servirle, id animosa, sin asombraros de las caídas y tropezones que tengáis; y sin enfadaros, siempre que de vez en cuando os echéis en sus brazos y le beséis con el beso de la caridad.
Caminad con alegría y a corazón abierto, lo más que podáis; y si no siempre vais alegremente, al menos id con valor y confianza. No huyáis de la compañía de las Hermanas, aunque no sean de vuestro agrado; más bien huid del propio gusto cuando os cueste seguir la conversación de las Hermanas.
Amad la santa virtud de la tolerancia y la flexibilidad, pues dice San Pablo que así cumpliréis la ley de Jesucristo.
San Francisco de Sales
A la Hna. de Soulfour, 1603.
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