«No debemos sólo creer sino velar; no sólo amar sino velar; no sólo obedecer sino velar. Velar ¿por qué? Por el gran acontecimiento de la venida de Cristo. Nos parece un deber particular esta invitación a velar, no sólo creer, temer, amar y obedecer, sino también velar; velar por Cristo, velar con Cristo» (San John Henry Newman).
En paz quiero esperar
tu vuelta, mi Señor,
sin suspender jamás
mis cánticos de amor.
Nada, nada me inquieta,
nada puede turbarme;
más alto que la alondra
mi alma sabe elevarse.
Más allá de las nubes
siempre es azul el cielo,
y se tocan las playas
donde Dios tiene el Reino.
Santa Teresa del Niño Jesús
PN 52
Velemos en cada pensamiento, sentimiento y acción