—Hay un camino para llegar a mi país desde todos los mundos —dijo el Cordero.
Pero a medida que hablaba, su blancura de nieve se encendió en un dorado tostado, y su tamaño también cambió, y fue el propio Aslan quien se alzó ante ellos, desparramando luz de su melena.
—¡Oh, Aslan! —dijo Lucía—. ¿Nos dirás cómo podemos llegar a tu país desde nuestro propio mundo?
—Siempre se los estaré diciendo —respondió Aslan—, pero no les diré cuán largo o corto será el camino; sino sólo que el camino va a través de un río. Pero no deben temer, porque yo soy el Gran Constructor del Puente. Y ahora vengan. Voy a abrir la puerta en el cielo y los enviaré a su propio mundo.
—Por favor, Aslan —rogó Lucía—. Antes de partir, dinos cuándo podremos volver de nuevo a Narnia. Y por favor, te suplico que sea pronto.
—Mi adorada niña —dijo Aslan con mucho cariño—. Tú y tu hermano nunca volverán a Narnia.
—¡Aslan! —dijeron Edmundo y Lucía al mismo tiempo y con voz desesperada.
—Niños —les dijo Aslan—, ustedes ya son demasiado grandes y ahora deben empezar a acercarse a su propio mundo.
—No se trata de Narnia, eso tú lo sabes —sollozó Lucía—. Se trata de ti. Allá no te veremos. Y ¿cómo podremos vivir sin verte más?
—Pero si me van a ver, mi amor —dijo Aslan.
—¿Estás…, estás allá también, Señor? —preguntó Edmundo.
—Sí —repuso Aslan—, pero allá tengo otro nombre. Ustedes deben aprender a conocerme por ese nombre. Esa fue la verdadera razón para que ustedes vinieran a Narnia: para que conociéndome un poco aquí, pudieran conocerme mejor allá.
C. S. Lewis
Las Crónicas de Narnia: La Travesía del Viajero del Alba
0 comments on “Hay un camino para llegar a mi país desde todos los mundos”