El destino del mundo depende de unas pocas personas, pero Dios todavía está poniendo los frenos. Tenemos que rezar mucho, y con dolor en nuestros corazones, para que Dios intervenga: nuestros tiempos son muy difíciles de entender. Se ha acumulado mucha ceniza, basura e indiferencia, y se necesitará un fuerte viento para volarlo todo.
San Paisios del Monte Athos
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