Santa María Faustina Kowalska

«No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo»

Cuando entré un momento en la capilla aquella misma noche, para agradecer a Dios por todas las gracias que me había concedido en aquella casa, de repente me envolvió la presencia de Dios. Me sentí como una niña en las manos del mejor Padre y oí estas palabras: «No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo». Su amor me penetró por completo; sentí que entraba con Él en una intimidad tan estrecha que no tengo palabras para expresarla.

De pronto vi junto a mí a uno de los siete espíritus, radiante como antes, con aspecto luminoso; lo veía continuamente junto a mi cuando iba en tren. Veía que sobre cada iglesia que pasábamos había un ángel, pero en una luz mas pálida que la del espíritu que me acompañaba en el viaje. Y cada uno de los espíritus que custodiaban los templos, se inclinaba ante el espíritu que estaba a mi lado.

En Varsovia, cuando entré por la puerta [del convento], el espíritu desapareció; agradecí a Dios por su bondad, por darnos a los ángeles como compañeros. Oh, qué poco piensa la gente en que tiene siempre a su lado a tal huésped y, a la vez, un testigo de todo. ¡Pecadores!, recuerden que tienen un testigo de sus acciones.

Diario de Santa María Faustina Kowalska, Nº 629, 630.

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