Sagradas Escrituras

Amen la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra

Amen la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra;
tengan rectos pensamientos sobre el Señor
y búsquenlo con sencillez de corazón.

Lo encuentran los que no exigen pruebas
y se revela a los que no desconfían.
Los razonamientos retorcidos alejan de Dios,
y su poder, cuando es puesto a prueba, confunde a los necios.

La Sabiduría no entra en un alma perversa
ni vive en un cuerpo entregado al pecado.
El santo espíritu que nos instruye huye del engaño,
se aparta de los razonamientos sin sentido
y se aleja cuando está presente la injusticia.

La Sabiduría es un espíritu amigo de los hombres
que no deja sin castigo las palabras del blasfemo;
Dios es testigo de sus sentimientos,
vigila puntualmente su corazón
y escucha lo que dice su lengua.

Porque el Espíritu del Señor llena la tierra
y el que todo lo contiene conoce cada voz.
Por eso quien dice cosas malas no quedará oculto,
no podrá evitar la acusación de la justicia.

Los planes del impío serán investigados,
el informe de sus palabras llegará hasta el Señor
y quedarán probados sus delitos,
porque un oído celoso lo escucha todo
y no le pasan inadvertidos cuchicheos ni protestas.

Cuídense, por tanto, de murmuraciones inútiles
y absténganse de hablar mal;
porque aun la palabra más secreta tiene sus consecuencias;
y la boca mentirosa lleva a la muerte.

Sab 1, 1-11

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