La inteligencia y el pensamiento

«El respeto que la inteligencia y el pensamiento deben ofrecer es la primera característica que garantiza la vía correcta del conocimiento. Un pensamiento que se ejercita respetando, una comprensión que se ilumina, goza y respeta, es un pensamiento que crece desde el corazón y se cumple en el corazón. Y por lo tanto custodia la relación, por eso es respetuoso, es consciente de la presencia del Misterio, y por lo tanto se pone en una actitud no arrogante, sino humilde y abierta. El respeto es una dimensión exquisitamente religiosa… (…)

Una inteligencia auténticamente sapiencial es siempre consciente de que, detrás de aquello que se ha comprendido, hay todavía un mundo y que dentro de una realidad se descubrirá constantemente otra más profunda. Por tanto, sabe que no posee nunca la comprensión. Lo que hemos entendido se contempla, no lo poseemos. Además, cuando se tratan estos temas tan complejos, después de algún vuelo clarificador, más exquisitamente vinculado al concepto, es necesario volver siempre la atención –es decir unirse más conscientemente– al Misterio. Como se trata fundamentalmente de excavar en el amor, hay que tener en cuenta que Dios –que es Amor– conoce y recorre senderos que nosotros no somos capaces de encontrar fácilmente, ni de identificar… Así siempre tenemos que considerar que, a pesar de todas las situaciones dramáticas, desamparadas e idolátricas, el corazón humano es conocido solo por Dios» (…).

«El amor no es romántico, sino pascual, este conocimiento que te hace amar lo que conoces te lleva a la vida, y la vida tiene sus ritmos. Es necesario vivir la vida para conocerla» (…)

«Se trata de llegar a amar para conocer, y de amar conociendo».

Marko Iván Rupnik
El arte de la vida: lo cotidiano en la belleza

Arte: Jean-François Millet, Ángelus.