Emilio Komar

La entrega brota de la superabundancia

Toda causa digna de respeto, de amor, de entrega, deseamos que siga en pie. El amor, la amistad deseamos que siga en pie. La fidelidad es una exigencia del ser y en el hombre adquiere esa exigencia características especiales. Nos remite a lo permanente, a la exigencia de la duración y a la exigencia de eternidad. […].

Hemos dicho además que toda fidelidad implica entrega. Para muchos, hoy la entrega no tiene sentido. En una discusión sobre el matrimonio, alguien dijo que los esposos deberían entregarse mutuamente uno al otro y una persona presente preguntó: «¿Qué es la entrega? Una palabra anacrónica, antidiluviana, del Antiguo Testamento». En una civilización fuertemente utilitaria, todos queremos aprovechar y robar del montón común, pero nadie aportar. El acervo común se hace cada vez más pequeño. […].

En un corazón chico no caben muchas cosas, no caben las exigencias de los demás. Y ¿cómo se puede entender la entrega, si la entrega brota de la superabundancia? […].

La palabra fidelidad viene de la palabra latina «fides», que significa fe. «Fides» en lenguaje latino de la época clásica, no tiene sentido religioso. Significa algo bien preciso: tener confianza en la palabra dada. «Fides» significa palabra. Algo similar a cuando hoy se dice «este hombre no tiene ninguna palabra», porque no mantiene ninguna palabra. En el lenguaje latino de la época clásica hay una serie de frases en esa dirección, por ejemplo: «fides punica nulla fides», (la palabra cartaginesa no es ninguna palabra). Si un cartaginés te da la palabra, esa palabra no vale –decían. De un caudillo se exigía sobre todo que tuviera una «firme fides», cuando hay confianza las relaciones sociales se hacen normales, sanas. ¿Por qué las relaciones interpersonales son a menudo tan tensas? Porque la gente no tiene «fides». La confianza proporciona un relax mucho más intenso que cualquier yoga.

Emilio Komar
Tiempo y eternidad

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