Teófilo

«Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos» (Lc 23, 28)

«Esto daba a entender, que una buena parte de los judíos habría de ir detrás de la cruz, creyendo en Jesucristo. Pero la debilidad espiritual, que se figuraba por medio de las mujeres, si llora por medio de la contrición y hace penitencia, sigue a Jesús, afligido por nuestra salvación. Lloraban también las mujeres por compasión.

El que ha de padecer para triunfar, no debe ser llorado, sino más bien aplaudido. Por esto les prohibe que lloren. Prosigue, pues: “Mas Jesús, volviéndose hacia las mujeres, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí”.

Manda a las que le lloraban que se fijen en los males que habrán de sobrevenir, y que lloren por ellos. Sigue: “Antes, llorad sobre vosotras mismas”, etc».

Teófilo
Catena Aurea

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