Infierno María Vallejo-Nágera

El infierno según los niños

«Os lo he dicho con toda claridad y no me habéis creído» (Palabras de Jesús a los judíos en Jn 10, 25)

La sabiduría y bondad de los pequeños en nuestro mundo.

«Ellos, con su inocencia, muestran saber las verdades de Dios. ¡Qué tercos somos los adultos para las cosas esenciales de Dios! Si no me cree, lee y verá. Estos pequeñajos le van a sorprender de nuevo.

Definiciones

– El infierno es un volcán con demonios dentro (Enrique, siete años).
– El infierno es un precipicio con rocas ardiendo y no ves hasta dónde puedes caer (Guillermo, ocho años)
– El infierno es donde vive el demonio, qué horror (Rafa, siete años)
– El infierno es una cosa mala y va contra Dios (Claudia, siete años)
– Si eres malo vas al infierno, donde hay mucho fuego (Jaime, seis años)
– El infierno es donde están los angelitos malos (Laura, seis años)
– Es un lugar muy feo porque los ángeles malos están atados con correas que no pueden ni respirar (Belén, siete años)
– Es un sitio donde van los que se portan mal y está el demonio (Javier, siete años).
– Hay agujeros con lava, está el demonio, que vive ahí y quiere que vayamos con él y nos hace hacer cosas malas. También hay esclavos del demonio. El demonio se llama Lucifer (Pascual, siete años; este niño es un teólogo en potencia, querido lector).
– Tiene mucho fuego y la gente mucho calor. Están los que mienten y se portan mal. Tiene tierra, pero está todo quemado, viejo y hay luces de fuego. Y tiene una puerta con pinchos (anónimo que olvidó firmar y cuya letra me ha costado un mundo descifrar).
– Ojalá yo no llegue porque no me lo imagino; tiene que ser todo lo malo del mundo juntado (Juancho, siete años).
– El infierno es un lugar donde hay tinieblas y no hay paz, ni Jesús y todo serán problemas (Juan, siete años).
– Al infierno no pienso ir. Ve tú si quieres, pero yo no pienso (Micaela, seis años).
– El infierno es un sitio a donde fue una tía abuela de papá que nos quitó la herencia por envidiosa. Pobrecita… Ahora no puede salir. Pero es que fue muy mala (Mayte, ocho años).

Del libro «Cielo e infierno: Verdades de Dios» de María Vallejo-Nágera, Cap. 12

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