San Pío de Pietrelcina

Vigilemos para no dar lugar al enemigo

Vigilemos para no dar lugar al enemigo a que se abra un camino por el que entrar en nuestro espíritu y contaminar el templo del Espíritu Santo. ¡Oh!, por caridad, no olvidemos ni un instante esta gran verdad; tengamos siempre presente que nosotros por el bautismo llegamos a ser templo del Dios vivo, y que cada vez que dirigimos nuestro espíritu al mundo, al demonio y a la carne, a los que por el bautismo hemos renunciado, profanamos este templo santo de Dios.

Huya tu alma de toda sombra de imperfección que pueda permitir a estos tres enemigos capitales penetrar en tu corazón: resiste siempre sus asaltos, manteniendo siempre una fe viva, que esté animada por una caridad viva y generosa.

Padre Pío, 13 de mayo de 1915, a Raffaelina Cerase, Ep. II, 417

Gianluigi Pasquale, 365 días con el Padre Pío.

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