«Le ruego encarecidamente, querido señor, que sea paciente con todo lo que aún no ha resuelto en su corazón. Trate de amar las propias preguntas, como si fuesen habitaciones cerradas o libros escritos en una lengua arcana. No se empeñe en las respuestas, que aún no se le pueden ofrecer, porque no está preparado para vivirlas. Y la clave es vivirlo todo.
Viva por ahora las preguntas. Puede que después, gradualmente, sin que apenas lo note, se le revelen las respuestas y pueda vivirlas. Puede que porte dentro de usted el don de crear y dar forma, un modo de vida particularmente puro y bienaventurado. Instrúyase para ello; pero tome lo que llegue con una gran confianza, y en la medida en que provenga de su propia voluntad, de una necesidad interior perentoria, tómelo tal cual venga y no reniegue de ello».
Rainer Maria Rilke
Cartas a un joven poeta
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